lunes, 27 de mayo de 2013

La clase, Laurent Cantet.

Ficha técnica.


Título: La Clase
Título original: Entre les murs
Dirección: Laurent Cantet
País: Francia
Año: 2008
Duración: 128 min
Reparto: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bournaïdja Rachedi, Juliette Demaille, Dalla Doucoure, Arthur Fogel, Damien Gomes
Fotografía: Pierre Milon
Casting: Christine Campion, Vicky Brougiannaki
Guión: François Bégaudeau, Laurent Cantet, Robin Campillo
Libro original: François Bégaudeau
Producción: Carole Scotta, Caroline Benjo
Productora: Haut et Court







De la clase a la calle, y viceversa.
Laurent Cantet es de ese tipo de directores que enseñan con sus películas, que muestran la realidad social en la que vivimos, y con La clase vuelve a hacer una reflexión sobre diversos problemas sociales que nos rodean en el día a día. Es su cuarto trabajo, y el cuarto que trata sobre la sociedad en estado puro. En esta se centra más en el apartado de la educación, aunque también ha tratado problemas laborales y económicos como en El empleo del tiempo, la cual fue premiada por el Festival de Venecia. El mayor reconocimiento que ha obtenido con este film es la reconocida Palma de Oro de Cannes en 2008, además de estar nominada a los Oscar como Mejor película de habla no inglesa.
La película está basada en la obra homónima de François Bégaudeau, escritor, profesor, guionista, crítico, y ahora también actor, el cuál escribió su obra en 2006 y consiguió un enorme éxito en su país. Tal fue su éxito que llegó a lograr el Premio Telérama de France Culture. Además de ser el autor de la obra y guionista de esta película, también se atrevió a ser el actor protagonista, y para no ser un profesional del cine se le pueden poner pocas pegas en su interpretación. Puede que al interpretarse a sí mismo no le costara excesivo trabajo, pero eso a su vez llena a la película de un mayor realismo.
La idea de llevar la novela de Bégaudeau a la gran pantalla surge tras un taller impartido por Cantet en la periferia de París y en el cual conoce al escritor. Tras este, ambos vieron la necesidad de rodar la película y expandir el espíritu de la novela. La nueva sociedad diversa y multicultural que aflora en Francia, unida a los valores injustos  transmitidos por la educación hicieron el resto.


El hecho de que Cantet se decidiera por utilizar a actores no profesionales, además del protagonista, además de que se rodó en el mismo instituto en el que se inspira la novela, todo esto hace que el realismo de la obra sea mayor y que la fidelidad de la película con la novela no tenga parangón.
 Realmente el éxito de este relato está en la complicidad y en la empatía que hay con el público. La manera neutral que tiene de contar las anécdotas tanto de estudiantes como de profesor sin entrar en ningún momento en la polémica o el morbo. Los acontecimientos ocurridos en 2005 en Francia parecen lejanos y olvidados ya, sin embargo, esta película deja ver que no es así, que la actual crisis acentúa mucho más las desigualdades.

Entre los muros.
Nuevo curso en un instituto de la periferia de París. El profesor François Marin pretende acercar a sus alumnos cultivándolos y tratándolos más como personas que como estudiantes. Al tratarse de una clase llena de chicos y chicas de diferentes culturas, clases, distritos se tarda poco en provocar los primeros conflictos, siempre con los estereotipos culturales como foco principal. El ideal democrático  y respetuoso del profesor Marin se aleja un poco del sistema educativo, puesto que este intenta enseñar a través de debates morales entre sus alumnos y entre el mismo y sus alumnos, llegando a ponerse en ocasiones a su nivel.
La tensión que provocan esos debates, el poco respeto entre sus alumnos o la despreocupación educacional de sus propios compañeros de profesión hacen que el día a día del instituto no sea fácil de llevar.

El film llega a su clímax cuando Marin llama “golfas” a dos alumnas suyas y su alumno más problemático, Souleymane, es tachado de limitado. Esto provoca el enfado de Souleymane y un forcejeo con Marin que acaba con la agresión involuntaria a otra alumna. Al final Souleymane acaba siendo expulsado y el curso acaba con la felicidad reflejada en las caras de los alumnos que han aprendido algo.
Uno de los problemas que se trata en La clase es que ni los profesores se esfuerzan en que los alumnos aprendan, ni los alumnos se esfuerzan ni tienen interés por aprender cosas nuevas. Por una parte los profesores se inquietan más por los precios del café o por el embarazo de una compañera que por la educación que tienen sus propios alumnos o los problemas que estos tienen en su vida personal. Además los profesores no saben realmente cómo castigar ni cómo valorar a sus alumnos, es una impotencia que declina en una enseñanza llana, rutinaria e inútil. Cantet muestra este problema desde un punto neutral, no se llega a juzgar al profesorado por ello, simplemente muestra uno de los tantos problemas del sistema educativo para que el público se de cuenta por sí mismo.


Por otra parte la actitud de los alumnos frente a los profesores muestra una absoluta insolencia y desobediencia,los alumnos ya no tienen intención de aprender nada nuevo porque a su entender lo saben todo, y si un profesor se empeña en que aprendan, estos se lo toman como un castigo o una venganza. Se puede decir que estos no son los típicos alumnos obedientes que se podían ver en El club de los poetas muertos.
Algo que llama la atención es que los alumnos son todos de etnias y culturas diferentes, mientras que el profesorado es por completo de color blanco y aparentan ser de clases medias/altas. No creo que este aspecto sea involuntario, sino que Cantet intenta hacer ver así que realmente existe una desigualdad en la sociedad actual francesa y en su contexto laboral. Es aquí donde se pone en entre dicho la famosa Liberté, égalité et fraternité, actualmente esos valores parece ser que no conviven en la Francia del siglo XXI.
En la película el profesor intenta dar con la clave para que sus alumnos aprendan y estén interesados en aprender, sin embargo el método que utiliza acaba fracasando. Este hecho se sale de lo habitual en el cine, y es aquí donde se nota el realismo de la novela de Bégaudeau ya que por mucho que uno lo intente, o por mucho “peliculeo” que se le intentara dar en otra versión, la realidad es la que es, y el actual sistema educativo ni estimula ni convence a los alumnos. Puede que en esto tenga que ver el hecho de que el actor protagonista sea la misma persona que ha inspirado la historia y que ha vivido dichas experiencias y por lo que no acaben los problemas en mágicas soluciones fuera de lo común y lo real.
Bégaudeau para no ser actor profesional se desenvuelve muy bien, mejor de lo común, y puede que el hecho de que ha tenido que interpretar sus propias experiencias sea la explicación al realismo que transmite. Esto mismo ocurre con los alumnos, los cuales desempeñan los papeles de ellos mismos en la vida real, aunque estos tuvieron que realizar un taller de arte dramático para aprenderse mejor los guiones y desenvolverse mejor delante de las cámaras.

Ficción documental en estado puro.
Lo que en un principio resulta extraño y confuso se convierte en algo cercano y que engancha con el paso de los minutos. Es el realismo que rodea todo el film de principio a fin. La grabación con cámara al hombro le da cierto toque documental, lo que hace meternos en la trama con facilidad y al mientras más pasan los minutos más difícil es quitar los ojos de la pantalla. La empatía con el profesor viene dada de la mano con esos planos cortos de los alumnos cuchicheando entre ellos, las manos levantadas en segundo término, etc. El realismo se respira constantemente, ya no solo por el hecho que he comentado anteriormente de la no profesionalidad de los actores, sino por la naturalidad de la realización. Pero esta naturalidad no sale sola, y es fruto de un buen trabajo de montaje, ayudado de la utilización en muchas ocasiones del zoom para captar las reacciones de los alumnos de modo más personal, además hay constantes cambios de planos para evitar que se pisen unos a otros y que no se interrumpa la naturalidad que se quiere transmitir.
La música es protagonista de esta película por su ausencia. Es sustituida por los diálogos que crean los debates en clase. Debates que son la esencia de lo que el director quiere transmitir, son la esencia de los problemas de la actual sociedad y que van más allá de los problemas educativos. Son diálogos en los que se muestra el cambio de actitud de los profesores cuando los alumnos no responden como ellos quieren, las diferencias entre los alumnos por sus raíces y culturas, e incluso por sus equipos de fútbol, se puede ver la diferencia entre el integrado y brillante estudiante chino Wey, y el pasota e impertinente alumno africano, Souleymane. Son estás las causas de que no se eche de menos la música, ya que todo debate engancha de alguna manera al espectador, ya no por su naturaleza sino por su sinceridad a la hora de plasmar en una clase a una sociedad entera, a una sociedad anclada en un sistema que en su día funciono y que se sigue usando hoy sin tener utilidad alguna. Una sociedad que no sabe muy bien si debe someterse a ese sistema y seguir por el camino que le dictan, Wey, o bien plantarse y responder al sistema, creando su propio camino y sus propias normas, Souleymane.



Otro elemento a tener en cuenta el protagonismo que cobra la clase en sí. Prácticamente toda la cinta se representa dentro el aula, o bien en otros escenarios del instituto. Toda la información que conocemos de fuera de la clase viene a través de historia que cuentan los propios alumnos o de las visitas de sus padres. Parece que el director nos quiere transmitir la idea de encierro, de los alumnos como prisioneros del sistema educativo. Resultan cuanto menos curiosas las escenas en las que se muestran a los alumnos en el recreo, están casi siempre grabadas desde arriba, desde las ventanas las clases, dando la sensación de ser un patio de una cárcel y que el instituto en sí sea una cárcel. Nos encierra “entre los muros” de una cárcel con forma de instituto, unos muros que encierra dentro a las clases sociales más pobres, donde los que mandan son los “francesitos” o “gabachos”, unos muros donde los prejuicios están a la orden del día y que sólo pueden tirarse mediante la rebelión como bien hace Souleymane.

Master class de 128 minutos.
A fin de cuentas La clase es una gran película y una gran adaptación de la que se pueden aprender muchas cosas. Muchas son las preguntas que el director deja que se haga su público. ¿Es el actual sistema educativo el culpable del fracaso escolar? ¿Debe existir una mayor interacción entre familias y profesores? ¿Presume la sociedad actual de ser algo que no es? No es sólo una película que cuenta una historia, sino una historia con un trasfondo cultural y social muy profundo y enrevesado, que quizás con una simple película o un simple libro haga que muchas personas se muevan y cambien las actuales desigualdades de la sociedad francesa.
La magia de este film está en la fidelidad con la obra en la que se inspira, y esto es fruto de un trabajo conjunto entre Cantet y Bégaudeau. Además de tener pocas quejas en cuanto al aspecto artístico, tampoco deja mucho margen de quejas en cuanto a aspectos técnicos. Una cuidada realización y un correcto montaje han hecho que sea una película real y que engancha tanto como transmite. La clase se convierte pues en una autentica clase maestra de cómo la educación nunca debe darse por acabada en la vida de una persona.




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