Ficha técnica.
Título: La Clase
Título original: Entre les murs
Dirección: Laurent Cantet
País: Francia
Año: 2008
Duración: 128 min
Reparto: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela,
Cherif Bournaïdja Rachedi, Juliette Demaille, Dalla Doucoure, Arthur Fogel,
Damien Gomes
Fotografía:
Pierre Milon
Casting:
Christine
Campion, Vicky Brougiannaki
Guión:
François Bégaudeau, Laurent Cantet, Robin Campillo
Libro
original: François Bégaudeau
Producción:
Carole Scotta, Caroline Benjo
Productora:
Haut et Court
De la clase a la
calle, y viceversa.
Laurent Cantet es de
ese tipo de directores que enseñan con sus películas, que muestran la realidad
social en la que vivimos, y con La clase
vuelve a hacer una reflexión sobre diversos problemas sociales que nos rodean
en el día a día. Es su cuarto trabajo, y el cuarto que trata sobre la sociedad
en estado puro. En esta se centra más en el apartado de la educación, aunque
también ha tratado problemas laborales y económicos como en El empleo del tiempo, la cual fue premiada
por el Festival de Venecia. El mayor reconocimiento que ha obtenido con este
film es la reconocida Palma de Oro de Cannes en 2008, además de estar nominada
a los Oscar como Mejor película de habla no inglesa.
La película está basada
en la obra homónima de François Bégaudeau, escritor, profesor, guionista,
crítico, y ahora también actor, el cuál escribió su obra en 2006 y consiguió un
enorme éxito en su país. Tal fue su éxito que llegó a lograr el Premio Telérama
de France Culture. Además de ser el autor de la obra y guionista de esta
película, también se atrevió a ser el actor protagonista, y para no ser un
profesional del cine se le pueden poner pocas pegas en su interpretación. Puede
que al interpretarse a sí mismo no le costara excesivo trabajo, pero eso a su
vez llena a la película de un mayor realismo.
La idea de llevar la
novela de Bégaudeau a la gran pantalla surge tras un taller impartido por Cantet
en la periferia de París y en el cual conoce al escritor. Tras este, ambos vieron
la necesidad de rodar la película y expandir el espíritu de la novela. La nueva
sociedad diversa y multicultural que aflora en Francia, unida a los valores
injustos transmitidos por la educación
hicieron el resto.
El hecho de que Cantet
se decidiera por utilizar a actores no profesionales, además del protagonista,
además de que se rodó en el mismo instituto en el que se inspira la novela, todo
esto hace que el realismo de la obra sea mayor y que la fidelidad de la película
con la novela no tenga parangón.
Realmente el éxito de este relato está en la
complicidad y en la empatía que hay con el público. La manera neutral que tiene
de contar las anécdotas tanto de estudiantes como de profesor sin entrar en
ningún momento en la polémica o el morbo. Los acontecimientos ocurridos en 2005
en Francia parecen lejanos y olvidados ya, sin embargo, esta película deja ver
que no es así, que la actual crisis acentúa mucho más las desigualdades.
Entre los muros.
Nuevo curso en un
instituto de la periferia de París. El profesor François Marin pretende acercar
a sus alumnos cultivándolos y tratándolos más como personas que como
estudiantes. Al tratarse de una clase llena de chicos y chicas de diferentes culturas,
clases, distritos se tarda poco en provocar los primeros conflictos, siempre
con los estereotipos culturales como foco principal. El ideal democrático y respetuoso del profesor Marin se aleja un
poco del sistema educativo, puesto que este intenta enseñar a través de debates
morales entre sus alumnos y entre el mismo y sus alumnos, llegando a ponerse en
ocasiones a su nivel.
La tensión que provocan
esos debates, el poco respeto entre sus alumnos o la despreocupación
educacional de sus propios compañeros de profesión hacen que el día a día del
instituto no sea fácil de llevar.
El film llega a su clímax
cuando Marin llama “golfas” a dos alumnas suyas y su alumno más problemático,
Souleymane, es tachado de limitado. Esto provoca el enfado de Souleymane y un
forcejeo con Marin que acaba con la agresión involuntaria a otra alumna. Al
final Souleymane acaba siendo expulsado y el curso acaba con la felicidad
reflejada en las caras de los alumnos que han aprendido algo.
Por otra parte la actitud de los alumnos frente a los
profesores muestra una absoluta insolencia y desobediencia,los alumnos ya no
tienen intención de aprender nada nuevo porque a su entender lo saben todo, y
si un profesor se empeña en que aprendan, estos se lo toman como un castigo o
una venganza. Se puede decir que estos no son los típicos alumnos obedientes
que se podían ver en El club de los
poetas muertos.
Algo que llama la
atención es que los alumnos son todos de etnias y culturas diferentes, mientras
que el profesorado es por completo de color blanco y aparentan ser de clases
medias/altas. No creo que este aspecto sea involuntario, sino que Cantet
intenta hacer ver así que realmente existe una desigualdad en la sociedad
actual francesa y en su contexto laboral. Es aquí donde se pone en entre dicho
la famosa Liberté, égalité et fraternité,
actualmente esos valores parece ser que no conviven en la Francia del siglo
XXI.
Bégaudeau para no ser
actor profesional se desenvuelve muy bien, mejor de lo común, y puede que el
hecho de que ha tenido que interpretar sus propias experiencias sea la
explicación al realismo que transmite. Esto mismo ocurre con los alumnos, los
cuales desempeñan los papeles de ellos mismos en la vida real, aunque estos
tuvieron que realizar un taller de arte dramático para aprenderse mejor los
guiones y desenvolverse mejor delante de las cámaras.
Ficción
documental en estado puro.
Lo que en un principio
resulta extraño y confuso se convierte en algo cercano y que engancha con el
paso de los minutos. Es el realismo que rodea todo el film de principio a fin. La
grabación con cámara al hombro le da cierto toque documental, lo que hace meternos
en la trama con facilidad y al mientras más pasan los minutos más difícil es
quitar los ojos de la pantalla. La empatía con el profesor viene dada de la
mano con esos planos cortos de los alumnos cuchicheando entre ellos, las manos
levantadas en segundo término, etc. El realismo se respira constantemente, ya
no solo por el hecho que he comentado anteriormente de la no profesionalidad de
los actores, sino por la naturalidad de la realización. Pero esta naturalidad
no sale sola, y es fruto de un buen trabajo de montaje, ayudado de la
utilización en muchas ocasiones del zoom para captar las reacciones de los
alumnos de modo más personal, además hay constantes cambios de planos para
evitar que se pisen unos a otros y que no se interrumpa la naturalidad que se
quiere transmitir.
La música es
protagonista de esta película por su ausencia. Es sustituida por los diálogos que
crean los debates en clase. Debates que son la esencia de lo que el director
quiere transmitir, son la esencia de los problemas de la actual sociedad y que
van más allá de los problemas educativos. Son diálogos en los que se muestra el
cambio de actitud de los profesores cuando los alumnos no responden como ellos
quieren, las diferencias entre los alumnos por sus raíces y culturas, e incluso
por sus equipos de fútbol, se puede ver la diferencia entre el integrado y
brillante estudiante chino Wey, y el pasota e impertinente alumno africano,
Souleymane. Son estás las causas de que no se eche de menos la música, ya que
todo debate engancha de alguna manera al espectador, ya no por su naturaleza
sino por su sinceridad a la hora de plasmar en una clase a una sociedad entera,
a una sociedad anclada en un sistema que en su día funciono y que se sigue
usando hoy sin tener utilidad alguna. Una sociedad que no sabe muy bien si debe
someterse a ese sistema y seguir por el camino que le dictan, Wey, o bien plantarse
y responder al sistema, creando su propio camino y sus propias normas,
Souleymane.
Otro elemento a tener
en cuenta el protagonismo que cobra la clase en sí. Prácticamente toda la cinta
se representa dentro el aula, o bien en otros escenarios del instituto. Toda la
información que conocemos de fuera de la clase viene a través de historia que
cuentan los propios alumnos o de las visitas de sus padres. Parece que el
director nos quiere transmitir la idea de encierro, de los alumnos como
prisioneros del sistema educativo. Resultan cuanto menos curiosas las escenas
en las que se muestran a los alumnos en el recreo, están casi siempre grabadas
desde arriba, desde las ventanas las clases, dando la sensación de ser un patio
de una cárcel y que el instituto en sí sea una cárcel. Nos encierra “entre los
muros” de una cárcel con forma de instituto, unos muros que encierra dentro a
las clases sociales más pobres, donde los que mandan son los “francesitos” o “gabachos”,
unos muros donde los prejuicios están a la orden del día y que sólo pueden
tirarse mediante la rebelión como bien hace Souleymane.
Master class de
128 minutos.
A fin de cuentas La clase es una gran
película y una gran adaptación de la que se pueden aprender muchas cosas.
Muchas son las preguntas que el director deja que se haga su público. ¿Es el actual
sistema educativo el culpable del fracaso escolar? ¿Debe existir una mayor
interacción entre familias y profesores? ¿Presume la sociedad actual de ser
algo que no es? No es sólo una película que cuenta una historia, sino una
historia con un trasfondo cultural y social muy profundo y enrevesado, que
quizás con una simple película o un simple libro haga que muchas personas se
muevan y cambien las actuales desigualdades de la sociedad francesa.
La magia de este film
está en la fidelidad con la obra en la que se inspira, y esto es fruto de un
trabajo conjunto entre Cantet y Bégaudeau. Además de tener pocas quejas en
cuanto al aspecto artístico, tampoco deja mucho margen de quejas en cuanto a
aspectos técnicos. Una cuidada realización y un correcto montaje han hecho que
sea una película real y que engancha tanto como transmite. La clase se convierte pues en una autentica clase maestra de cómo la
educación nunca debe darse por acabada en la vida de una persona.
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