Con este cortometraje Gabriela
Martí no solo demuestra que los recursos técnicos en el cine sirven para algo
más que para aspectos estéticos, sino que además entra de manera muy sutil en
un tema tan controvertido como es la eutanasia.
El relato nos muestra el día a
día de una anciana que “vive” encerrada en un geriátrico y el sufrimiento que
padecen ciertas personas a ciertas edades. Estas imágenes dan mucho que pensar
sobre algunos aspectos de la vida, hacen plantearnos si vivir de esa manera es
digno y justo, o si la eutanasia es más una necesidad para el muerto en vida o
para el responsable de este. Todo esto lo muestra perfectamente la directora
gracias al montaje. “Fin” es un ejemplo de cómo el montaje puede ser la esencia
de una película y no solo una sucesión de cortes y transiciones. Además, el
hecho de que el cortometraje aparezca en sentido invertido hace que te enganche
y quieras ver como acaba, o más bien como empieza.
Otro recurso bien utilizado por
la autora es el blanco y negro en ciertas partes del relato. El intercambio
entre blanco y negro y el color te da la sensación del estado anímico de la
anciana con respecto al lugar donde se encuentra y la situación. Sólo es en la
calle, al aire libre donde parece ser que se encuentra más cómoda, o más bien
liberada, mientras que en los demás sitios todo tiene un aire más siniestro y
oscuro.
Comentados ya los recursos
técnicos que destacan de este cortometraje, hay que hablar del trasfondo que
tiene este y de la manera con la que la directora nos lo transmite. En las
primeras imágenes de la muerte de la anciana se desconoce la causa, dejando que
el espectador vaya haciendo sus cábalas. Esto hace que se vaya contemplando la eutanasia
como una posibilidad, lo cual se confirma minutos más tarde de la cinta. La
manera perspicaz con la que se trata el tema, la crudeza de las últimas imágenes
en las que aparece la no vida de la anciana, hacen que nos planteemos la idea
de la eutanasia como algo que está dentro de nuestra ética o algo que está fuera
de lo que nuestra moral debe concebir; o si es digno vivir así y dejar que
alguien cercano viva de esa forma.
Desde luego este relato da que
pensar, pero lo realmente interesante es la forma con la que Gabriela Martí
entra en un tema pantanoso y lo hace más utilizando la mera imagen antes que
entrar en profundidad en el contenido.
Pablo Cotán
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